Sabes que hay cabos sueltos en tus procesos, personas y resultados y no logras atar esos cabos.
Tú enfoque está en el día a día y te alejas de la estrategia.
Te cuesta trabajo el "soltar a la gente" para que cumplan su función en la empresa.
Si consideras que los resultados de tu empresa dependen en mucho de ti.
No sabes cómo cerrar los círculos o existen muchos círculos abiertos en tu empresa.
Si tu día se enfoca más en operar y coordinar actividades que en dirigir.
Si tu vida personal y tiempo para ti se han convertido en una leyenda urbana.